Qué hacer en Panamá en dos semanas: mi ruta y consejos

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Hace poco tuve la oportunidad de pasar dos semanas en Panamá y fue toda una aventura. Me encanta combinar distintos ambientes en un mismo viaje, y Panamá me pareció el lugar perfecto para hacerlo: playas caribeñas, islas vírgenes, montañas, pueblos surferos y una capital llena de contrastes. A continuación, te cuento mi experiencia y cómo organicé mi ruta para que te sirva de inspiración si estás pensando en viajar por libre.


Días 1: Ciudad de Panamá

Aterrizamos en Ciudad de Panamá a la tarde noche por lo que tuvimos el tiempo justo para llegar al hotel, darnos una ducha, salir a cenar y regresar a descansar. A


Días 2-4: Bocas del Toro

Desde la capital, tomamos un avión a Bocas del Toro para ahorrar tiempo (la alternativa por tierra y mar es más larga, aunque también factible). En cuanto llegamos, me encontré con ese ambiente caribeño lleno de fiestas, casitas de colores sobre el agua e islitas que se pueden recorrer en barco o kayak.
Nos alojamos en Selina y el primer día fuimos en barco a Playa Estrella, una playa de arena blanca y palmeras y famosa porque se pueden ver estrellas de mar. Disfrutamos de una tarde relajada en ese paraíso y tuvimos la oportunidad de adentrarnos al manglar y ver un oso perezoso en lo alto de un árbol.

A la noche en Isla Colón el pueblo cambia y se transforma en un destino de fiesta bastante concurrido y animado.

En los siguientes dos días hicimos un tour de snorkel, visitamos cayo zapatilla y a la noche pudimos probar la gastronomía local basada en pescado, pollo coco y plátano. Cenamos en Octo y es un restaurante que recomiendo visitar al 100%.


Día 6: Camino a Boquete

En Bocas del Toro esperábamos pasar unos 4 o 5 días pero el tiempo se puso en nuestra contra. A pesar de que fuimos en febrero y no era temporada de lluvias, una borrasca muy fuerte entro y se esperaban fuertes lluvias durante tres días. Por este motivo, cogimos un bote hacía el continente para coger una combi que nos llevaría hasta Boquete.

Tocaba cambiar de aires y dejar el Caribe atrás para poner rumbo a Boquete, en la provincia de Chiriquí. Fue un día casi entero de traslados, pero llegamos con las pilas cargadas para enfrentar la siguiente etapa del viaje.


Días 7-8: Boquete

Boquete es un pueblo de montaña que destaca por su clima fresco y sus cultivos de café de alta calidad. Uno de los mayores reclamos es hacer senderismo por sus alrededores, aunque he de decir que a mí no me impactaron tanto, quizás por haber visto otros paisajes similares.

Hicimos un par de rutas por libre: las tres cascadas, que disfruté mucho y la pipe line Trail que desaconsejo.
Al día siguiente yo visité una finca cafetera, donde aprendí sobre el proceso de cultivo y tostado. Fue muy interesante probar distintos granos y descubrir los matices de sabor.
Para quienes disfrutan de la aventura y no tienen miedo a las alturas como yo, en Boquete hay actividades como la tirolina que atraviesa el volcán.

También hay la posibilidad de ascender al Volcán Barú. Me contaron que es una experiencia intensa, ya que se empieza a medianoche y se llega a la cumbre al amanecer, contemplando a veces ambos océanos. Nosotros no íbamos preparadas ni tuvimos tiempo de hacerlo, pero sé que para muchos es uno de los grandes must del lugar.


Días 9-12: Santa Catalina y excursión a Coiba

Después de nuestra parada en Coiba continuamos nuestra ruta hacia el Pacífico, concretamente a Santa Catalina, un pueblecito chiquitín famoso entre surfistas y puerta de entrada al Parque Nacional Coiba.
Nos quedamos en un hostel con muy buen ambiente, y me encantó la calma que se respira en comparación con Bocas del Toro. Por las mañanas, aprovechaba para pasear por la orilla y ver a los surfistas coger olas, y uno de los días contraté una excursión a Coiba para hacer snorkel. Sin duda, fue lo mejor de esta etapa del viaje: aguas repletas de vida marina, arrecifes de coral y la sensación de estar en un lugar prácticamente virgen. Este destino nos gusto tanto que terminamos quedándonos 4 días

Día 13: Valle de Antón

Después de Santa Catalina, quise conocer un lado diferente de Panamá y me dirigí al Valle de Antón, un pueblo ubicado en el cráter de un volcán extinto. El paisaje y el clima aquí son distintos a la costa: más frescos y con vegetación de montaña. Hay rutas de senderismo, cascadas y aguas termales, además de un mercado local interesante donde venden flores, artesanías y frutas de la región.
Dediqué el día a caminar tranquilamente, disfrutar de los miradores y reponer fuerzas antes del próximo destino.


Día 14: Playa de Farallón

Al día siguiente, bajé hacia la Playa de Farallón, en la costa del Pacífico. Fue el lugar perfecto para otro día de relax, ya que necesitaba una pausa playera. Disfruté del sol, el mar y la tranquilidad de la zona. Para finalizar el viaje, volví por la Panamericana tomando un bus directo a Ciudad de Panamá. Este trayecto suele ser relativamente sencillo; solo tienes que fijarte en los horarios y paradas, pero en general está bien conectado.


Día 15: Regreso a Ciudad de Panamá

El último día me dió tiempo a recorrer el Casco Antiguo, con sus casas coloniales, plazas y murales llenos de color. Disfruté de su ambiente tanto de día como de noche, ya que por las tardes-noche cobra vida con bares, restaurantes y música.
Aproveché para visitar las Esclusas de Miraflores y ver en directo el funcionamiento del Canal de Panamá, algo que me fascinó más de lo que esperaba. llegar es sencillo y económico en Uber, También paseé por la Cinta Costera y comí en el mercado del puerto un ceviche y un pescado riquísimos.

Opciones extra: Playa Venao o Kuna Yala

De haber tenido más tiempo, o mejor clima en San Blas, barajaría las siguientes posibilidades.

  • Playa Venao: Otro spot muy conocido por los amantes del surf y la fiesta, en el Pacífico. Si alguien busca olas y ambiente juvenil, es una buena idea pasar uno o dos días aquí.
  • Archipiélago Kuna Yala (San Blas): Unas islas manejadas por la comunidad Guna, con playas de arena blanca y aguas turquesas que parecen sacadas de una postal. Para mí, fue tentador, pero al final no logré cuadrarlo en mi itinerario. Queda pendiente para la próxima.
  • Parque Natural del Darién: Una selva muy poco explorada y con muchísima biodiversidad. Hay que ir con guías y estar dispuesto a una experiencia más “extrema”. Lo desestimé por falta de días y logística, pero me consta que es un paraíso para quien busca aventura en serio.

Reflexiones y consejos finales

Tras dos semanas en Panamá, sentí que pude probar un poco de todo: el Caribe festivo de Bocas del Toro, la frescura y el café de Boquete, el ambiente surfer de Santa Catalina y la vida marina de Coiba, sin olvidar el bullicio y la historia de Ciudad de Panamá. Si hubiera tenido más días, me habría gustado incluir Kuna Yala o el Darién. Aun así, quedé encantada con la mezcla de paisajes y culturas.

Mi recomendación personal es organizar bien los transportes (sobre todo si vas a tomar aviones internos a Bocas o coordinar buses), y dejar un margen de improvisación para quedarte más tiempo donde más te guste. Panamá sabe sorprender con su diversidad y su gente amable, así que no dudes en lanzarte a descubrirlo.

¡Espero que mi ruta y mis consejos te sirvan para preparar tu propia aventura panameña!

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